Operación bikini: una presión social que nos pasa factura emocional
Cada año, cuando se acerca el verano, los anuncios, los influencers y hasta las conversaciones entre amigas empiezan a girar en torno a la misma idea: “ponerse a punto para la operación bikini”. De repente, el cuerpo se convierte en un objetivo a corregir. Y si no encaja en el molde que marcan las redes, la publicidad o los cánones de belleza del momento, aparecen la culpa, la vergüenza y la insatisfacción corporal.
Esta presión estética, lejos de ser inofensiva, tiene consecuencias reales en nuestra salud mental. El 2 de junio se celebra el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA), una fecha que nos invita a reflexionar sobre cómo la cultura de la dieta, los mensajes sociales y la obsesión por los cuerpos “perfectos” pueden alimentar el malestar emocional y el desarrollo de estos trastornos.
El cuerpo no es una moda (aunque nos lo vendan así)
El problema de la operación bikini no es solo estético: es emocional, psicológico y social. Nos han enseñado que hay cuerpos válidos y otros que no lo son. Y que solo merecen mostrarse aquellos que se ajustan a ciertos estándares. Así, muchas personas viven la llegada del verano con ansiedad, sintiéndose observadas, juzgadas o directamente excluidas.
Detrás del fenómeno “Operación bikini” hay una industria que mueve miles de millones: productos “detox”, dietas exprés, gimnasios, retoques estéticos, cremas reductoras y un sinfín de promesas que juegan con nuestras inseguridades. Lo peligroso es que estos mensajes calan muy hondo. Especialmente en la adolescencia y en mujeres, aunque cada vez más hombres también sufren esta presión.
Publicidad, redes sociales y cuerpos irreales
Las redes sociales han amplificado aún más esta presión. Cada scroll es una sucesión de cuerpos idealizados, muchas veces retocados o mostrados en sus mejores ángulos. Lo que vemos no es real, pero nuestro cerebro no siempre lo distingue.
Compararnos constantemente con los referentes que vemos en redes sociales provoca una distorsión de la imagen corporal. A menudo sentimos que no somos suficientes, que deberíamos cambiar, que si no tenemos un abdomen plano, piernas largas o una piel sin celulitis, no podemos disfrutar del verano en paz.
Además, los algoritmos refuerzan lo que consumimos. Si una persona busca una dieta, empieza a recibir más contenido relacionado. Así se crea un círculo donde solo se ven mensajes que refuerzan la obsesión por el cuerpo, generando aún más malestar.
El precio emocional de las dietas exprés
En este contexto, muchas personas recurren a soluciones rápidas y peligrosas: las llamadas dietas exprés, que prometen resultados inmediatos, pero a menudo se basan en restricciones extremas que no solo son ineficaces a largo plazo, sino que pueden generar efectos secundarios graves, como:
- Irritabilidad y cambios de humor
- Ansiedad por la comida y culpa tras comer
- Ciclos de atracón y restricción
- Problemas de autoestima y autoconcepto
- Riesgo de desarrollar un TCA (Trastorno de la Conducta Alimentaria)
Las dietas milagro no enseñan a cuidar el cuerpo, sino a temerlo. No fomentan una relación sana con la comida, sino un vínculo de control y castigo. Y ese es un terreno muy fértil para que aparezcan problemas como la anorexia, la bulimia o el trastorno por atracón.
Día Mundial de Acción por los TCA: una llamada a la conciencia
Cada 2 de junio se conmemora el Día Mundial de Acción por los Trastornos de la Conducta Alimentaria. Un día para visibilizar la realidad de quienes conviven con estas enfermedades, muchas veces invisibles, pero profundamente dolorosas.
Los TCA no son una cuestión de vanidad. Son trastornos complejos, con múltiples causas (biológicas, psicológicas, sociales y culturales), que requieren tratamiento especializado y acompañamiento profesional.
Y aunque no todos los casos de insatisfacción corporal derivan en un TCA, sí que pueden ser la puerta de entrada a un malestar más profundo. Por eso es fundamental aprender a identificar las señales de alerta, pedir ayuda a tiempo y construir una relación más amable con el cuerpo y la comida.
Cómo proteger tu salud mental del bombardeo estético
Si sientes que la operación bikini te está afectando emocionalmente, aquí van algunas ideas para protegerte:

- Cuestiona los mensajes que recibes. ¿Ese contenido te inspira o te hace sentir mal? ¿Qué intereses hay detrás?
- Selecciona bien a quién sigues. Llena tu feed de cuerpos diversos, mensajes de aceptación y referentes reales.
- Recuerda que tu cuerpo no necesita prepararse para el verano. Ya es válido, tal como es.
- Evita las dietas extremas. No necesitas restringirte para sentirte bien. Come de forma intuitiva, escucha a tu cuerpo y, si lo necesitas, busca apoyo profesional.
- Rodéate de personas que no juzguen los cuerpos. A veces el entorno también refuerza la presión. Pon límites si lo necesitas.
- Habla de lo que sientes. La vergüenza se debilita cuando se pone en palabras. Compartir tus emociones con una psicóloga puede ayudarte a tomar distancia y sanar tu relación con el cuerpo.
Proteger tu salud mental en verano no va de desconectarte del mundo, sino de reconectar contigo mismo. Cuida lo que consumes, lo que piensas y lo que te dices. Tu valor no depende de una talla, una báscula ni un espejo. Empieza por mirar tu cuerpo con más compasión y menos juicio: eso también es resistencia. En algunos momentos puede ser complicado lograr esta actitud, como si estuvieras desafiando el mundo, pero ayuda a prevenir los TCA, así como problemas de autoestima.
El verano no es una pasarela, es una estación para vivir
Tu cuerpo no es tu enemigo. Es tu casa, tu medio para estar en el mundo, moverte, sentir, disfrutar. No necesita cambiar para merecer respeto, sol, playa o vestidos sin mangas. Lo que sí necesita, probablemente, es descanso de tanta presión, un poco de amabilidad y un entorno que lo cuide en lugar de juzgarlo.
Este verano, en lugar de contar calorías, contemos momentos. En lugar de esconder la tripa, abramos los brazos. En lugar de luchar contra el cuerpo, aprendamos a habitarlo con más paz.
Y si te cuesta hacerlo, recuerda: no estás solo. Desde Bernús Psicología te acompaño a recuperar una relación más sana contigo mismo/a, a entender de dónde vienen esas exigencias y cómo empezar a soltarlas. Porque cuidar la salud mental también es parte del autocuidado. Contáctame si necesitas apoyo.