Astenia primaveral

Astenia primaveral

¿Estás cansado y no sabes por qué? ¿Tienes más sueño de lo normal y crees que has dormido suficiente? 

Quizá sufras astenia primaveral, una afección que nos hace sentir fatiga, debido a los cambios que se producen en nuestro cuerpo a nivel orgánico en el cambio de estación del invierno a la primavera.

¿Qué es la astenia primaveral?

Todavía hay discusión entre los profesionales sanitarios sobre si la astenia primaveral debe ser considerada o no como un cuadro patológico que debe ser tratado como tal. Sea cual sea la respuesta correcta, el hecho es que existe una tendencia a tratarla como un trastorno adaptativo, ya que es un hecho que al llegar la primavera más de la mitad de la población presenta alguno de los síntomas que se asocian con la astenia.

3 factores ambientales que producen astenia primaveral

Nuestro reloj biológico está programado para funcionar de acuerdo a los estímulos externos que recibe. Existen 3 factores que nos producen astenia primaveral:

Cambio horario

Llega el cambio horario y de repente dormimos una hora menos, tenemos que desplazar la hora de las comidas, del trabajo y otras actividades. Los grupos poblacionales que más notan el cambio de horario son la infancia y las personas mayores. 

En todos los casos, la fatiga que conlleva y el malestar anímico asociado al cambio horario sería un trastorno temporal que no duraría un máximo de dos semanas. No obstante, hay personas que se adaptan más rápidamente que otras.

Cambio de temperatura

Cambia el clima, cambian los horarios y el cuerpo siente que nuestra rutina no vuelve a ser la misma. Empiezan a subir las temperaturas, va cambiando el clima en un momento en el que todavía no hemos hecho el cambio de armario y se llevan atuendos invernales.

Cambian las temperaturas, se modifican las horas de luz y como consecuencia debemos adaptar las horas de salir de casa. Estos hechos acaban por tener consecuencias sobre nuestra salud.

La variación de la luz

La luz es uno de los elementos básicos, y los cambios en las horas en que un individuo disfruta de más luz natural influyen en su salud. Hay personas especialmente sensibles a las que puede afectarles más un cambio estacional, especialmente el paso del invierno a la primavera o el paso del verano al otoño. 

La luz es un auténtico sincronizador de todos los ciclos que ocurren en nuestro cuerpo. Unas células especializadas situadas en la retina son las responsables de enviar información a una zona del cerebro que alberga el reloj que pone en hora los procesos que tienen lugar en nuestro cuerpo. Se trata del núcleo supraquiasmático, que se encuentra en el hipotálamo.

Así se desencadenan una serie de cambios químicos que afectan sobre todo a la glándula pineal, que facilita la liberación de serotonina, conocida como la hormona de la felicidad, mientras que se suprime la producción de melatonina, la hormona que controla la duración y el ritmo del sueño.

A pesar de todos estos procesos ambientales que afectan al estado del cuerpo, hay quien se siente estimulado ante la luminosidad de las mañanas primaverales y hay quien sufre somnolencia y fatiga, algunos de los síntomas de la astenia primaveral.

Síntomas de la astenia primaveral

Las consecuencias psicofísicas de la astenia primaveral son visibles y se pueden identificar como:

  1. Cansancio y somnolencia durante el día.
  2. Falta de energía.
  3. Problemas de concentración.
  4. Ansiedad, irritabilidad, mal humor.
  5. Alteraciones del sueño, especialmente dificultad para conciliar.
  6. Pérdida del apetito.
  7. Cefaleas.
  8. Disminución de la libido.
  9. Falta de motivación.

A estos síntomas se le suman las enfermedades propias de la estación: resfriados, alergias, gripe y COVID-19.

A pesar de los síntomas que podemos reconocer en nuestro cuerpo, el cambio de estación no es una enfermedad ni requiere medicación como tal, salvo en los casos en los que tu médico te lo recomiende. Si la astenia nos produce decaimiento es porque el cuerpo se está adaptando a las nuevas temperaturas, los horarios y las diferencias en la humedad ambiental.

La astenia primaveral en España

Casi la mitad de los españoles sufren astenia primaveral, el trastorno adaptativo propio de los meses de marzo y abril que afecta de forma directa a nuestra rutina diaria.

A nivel de factores externos, el cambio de hora, el incremento en el número de horas de luz, el aumento de las temperaturas y de la presión atmosférica son sus principales detonantes.

De acuerdo a una encuesta realizada por Diario Farma, un 42% de la población española sufre astenia primaveral. De estas personas, se calcula que uno de cada cuatro no toma ninguna medida para combatirla, siendo mayor el porcentaje de mujeres que no toman remedio para ello, en comparación a los hombres. Entre aquellas personas que sí toman acción para combatir la astenia, recurren en mayor medida a la práctica de ejercicio físico (21%) para hacer frente a sus síntomas, siendo más frecuente entre los hombres y las personas de 35 a 44 años.

Una solución que funciona es mantener una correcta hidratación, a la cual recurren un 21% de quienes sufren astenia. Un 16% de las personas encuestadas prefieren aumentar el descanso y las horas de sueño con el fin de combatir la astenia primaveral.

¿Cómo prevenir la astenia primaveral?

La astenia presenta una sintomatología transitoria, que va desapareciendo poco a poco con la adaptación. No es grave, pero podemos sentirnos débiles y afectados. Podemos tomar medidas tanto para prevenir como para transitar y superar rápidamente los síntomas.

  • Dormir lo necesario para estar descansado y adaptarse a las nuevas horas de luz solar.
  • Seguir una dieta equilibrada en la que abunden frutas y verduras, mantendrá a tu cuerpo con energía.
  • Elegir actividades de ocio compartido con familia y amigos, planificar viajes o excursiones adaptadas a la nueva estación.
  • Aprovecha al máximo el sol: adapta tus horarios a las nuevas horas de luz solar.
  • Mantén hidratado tu cuerpo, bebe mucha agua. Evita las bebidas azucaradas, el alcohol, la cafeína, etcétera.

Estos recursos contribuyen a superar esta fase de adaptación a la vida cotidiana tras el cambio de estación.