La importancia de la educación en salud mental en las escuelas españolas

La importancia de la educación en salud mental en las escuelas españolas

Vivimos en un mundo cada vez más consciente de la salud mental, pero aún falta mucho por hacer, sobre todo en uno de los contextos más importantes para el desarrollo emocional: la escuela. Niños, niñas y adolescentes pasan una gran parte de su tiempo en las aulas, y es allí donde no solo se forman académicamente, sino también como personas. Por eso, incluir la salud mental como parte fundamental de la educación no es un lujo, es una necesidad urgente. En el artículo de hoy hablaremos sobre la importancia de la educación en salud mental en las escuelas españolas.

¿Por qué es tan importante hablar de salud mental en la escuela?

Los datos lo confirman: en los últimos años se ha producido un aumento preocupante de los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia. Ansiedad, depresión, trastornos de la conducta alimentaria o autolesiones no son casos aislados. En muchos centros educativos, el malestar emocional va en aumento, pero no siempre se detecta a tiempo, ni se cuenta con los recursos necesarios para abordarlo.

La escuela debería ser un espacio seguro, donde el bienestar emocional tenga la misma importancia que las matemáticas o el inglés. Y aunque se están dando pasos, todavía queda un largo camino por recorrer.

El sistema educativo español ha comenzado a incluir temas como la gestión emocional o la resolución de conflictos, pero la realidad es que siguen siendo asignaturas secundarias o actividades puntuales. La salud mental no puede depender solo de la buena voluntad del profesorado o de proyectos aislados.

Necesitamos políticas educativas que integren la educación emocional de forma estructural, con profesionales de la psicología dentro de los centros, formación continua para docentes y herramientas prácticas adaptadas a cada etapa educativa.

El papel de madres, padres y profesorado: tres pilares fundamentales

La prevención comienza mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. Y aquí, tanto las familias como el personal educativo tienen un papel clave. Estas son algunas propuestas concretas para cada uno de los agentes implicados:

1. Para madres y padres:

  • Habla abiertamente sobre emociones. Desde que son pequeños, enseñarles a identificar y expresar cómo se sienten es un regalo para toda la vida.
  • Observa los cambios. Si notas irritabilidad, tristeza persistente, cambios en el sueño o en la alimentación, aislamiento o baja autoestima, no lo dejes pasar. Puede ser una señal de que algo no va bien.
  • Evita los juicios y las frases minimizadoras. Comentarios como “no es para tanto” o “estás exagerando” invalidan el malestar y pueden hacer que dejen de contarte lo que les ocurre.
  • Busca apoyo profesional si es necesario. Acudir a terapia no es un fracaso ni una exageración, es una forma responsable de cuidar su bienestar.

2. Para docentes y profesionales educativos:

  • Formación en salud mental y gestión emocional. Conocer los signos de alerta y saber cómo actuar es imprescindible hoy en día en el aula.
  • Promover espacios seguros y de confianza. El clima del aula influye directamente en el bienestar del alumnado. Un entorno respetuoso y empático facilita que los estudiantes se sientan cómodos para compartir.
  • Normalizar la expresión emocional. Validar el miedo, la tristeza o la frustración, sin juzgar ni reprimir, es el primer paso para que aprendan a regular sus emociones.
  • Coordinarse con las familias y otros profesionales. Cuando hay sospechas de malestar emocional, la comunicación fluida entre escuela, familia y psicólogos es clave.

Por supuesto, existen muchas más claves, esto es solo una muestra para que puedas tomar consciencia y dar los primeros pasos. Desde Bernús Psicología, puedo asesorarte y acompañarte en el proceso, si eres familiar de un niño/a escolarizado o docente en una escuela.

Educación emocional: más allá del aula de tutoría

La educación emocional no debe limitarse a una hora de tutoría a la semana. Puede (y debe) estar presente en cualquier asignatura y momento del día: en cómo se gestionan los conflictos, en los valores que se transmiten desde el profesorado, en cómo se celebran los logros o se acompañan los errores.

Incluir dinámicas de grupo, ejercicios de mindfulness, debates sobre el uso saludable de redes sociales o actividades para trabajar la autoestima puede marcar una gran diferencia. Son acciones sencillas, pero con un gran impacto preventivo.

La salud mental también se cuida desde casa

El entorno familiar es el primer espacio donde se construye la seguridad emocional. Por eso, la salud mental no es solo una responsabilidad de la escuela. Madres y padres también pueden contribuir creando rutinas saludables, cuidando su propio bienestar emocional y siendo modelos de regulación emocional.

A veces, basta con escuchar sin juzgar. Otras, con poner límites desde el cariño. Y muchas veces, con pedir ayuda profesional a tiempo.

Psicoterapia como recurso, no como última opción

En Bernus Psicología, veo a diario cómo una intervención a tiempo puede evitar que el malestar emocional se cronifique. La psicoterapia no es un recurso extremo, es un espacio de acompañamiento, prevención y crecimiento. 

Ya sea de forma presencial en Zaragoza o en formato online, cada vez más familias acuden buscando orientación para afrontar los retos emocionales que sus hijos e hijas experimentan en el entorno escolar.

La educación en salud mental es una inversión de futuro. Apostar por ella desde la infancia es apostar por una sociedad más empática, equilibrada y consciente. Como madres, padres o educadores, no podemos hacerlo todo, pero sí podemos hacer mucho. Y cuanto antes, mejor. Escríbeme si quieres dar el primer paso.